La valoración psicológica del estrés

Luca Coge

El estrés es un estado del individuo que resulta de unas demandas inusuales o excesivas que suponen una amenaza para su bienestar o su integridad. Si nos persigue un león, tenemos estrés; como también podemos tenerlo si nos encontramos en un atasco de tráfico o cuando esperamos una llamada telefónica urgente que no llega.

El estrés ha sido entendido desde una triple perspectiva:

  • Como un estímulo que es capaz de provocar en el individuo una reacción de estrés.
  • Como una reacción, esto es el conjunto de respuestas y cambios que experimenta el individuo cuando está sometido a una situación de estrés. Los cambios pueden ser fisiológicos, emocionales, conductuales,…
  • Como una interacción entre las características del propio estímulo y las de la respuesta del individuo. En esta última, intervienen un conjunto de recursos del individuo.

El estrés puede ser contemplado como el proceso que tiene lugar cuando un conjunto de demandas ambientales exigen una respuesta por parte del individuo. Para llevar a cabo dicha respuesta el individuo cuenta con una serie de recursos de afrontamiento. Si el individuo percibe la demanda como excesiva respecto a los recursos con que cuenta, se desarrollan todo un conjunto de reacciones adaptativas y fisiológicas. También se incluyen reacciones emocionales negativas, especialmente la ansiedad, la ira y la depresión.

De acuerdo con Lazarus y Folkman, la valoración psicológica del estrés se lleva a cabo bajo dos modalidades:

La valoración primaria

Se trata de una valoración inicial. La respuesta que ofrece el individuo toma la forma de una de estas cuatro modalidades de evaluación de la situación:

  1. Amenaza: la persona anticipa que la situación constituye un posible peligro
  2. Desafío: el individuo valora la situación como una amenaza pero en la que puede obtener una posible ganancia
  3. Pérdida: cuando la situación da lugar a una pérdida o un daño. Este puede manifestarse como una enfermedad, una pérdida de autoestima, la pérdida de un ser querido,…
  4. Beneficio: la situación produce un beneficio para el individuo. En estos casos, es posible que el estrés sea inexistente.

La valoración secundaria

En este caso, tiene lugar una participación más activa por parte del individuo. Pues este busca establecer las acciones y actuaciones que conviene realizar para hacer frente a la causa del estrés (o estresor), así como la percepción de las habilidades disponibles para afrontar la situación.

La interacción entre las dos valoraciones –primaria y secundaria– determina tanto el grado de estrés como la intensidad y la calidad de la respuesta.

Tipos de respuestas de estrés

Las respuestas de estrés pueden ser fisiológicas, emocionales y cognitivas. Estos tres ámbitos pueden estar presente de modo simultáneo o no, combinarse de modo distinto y en diferente grado. Dando lugar con ello, a diferentes experiencias de estrés con evoluciones también divergentes.

Reacciones fisiológicas

Comprenden tanto las respuestas neuroendocrinas y asociadas al sistema nervioso autónomo. Entre ellas, se encuentran: el aumento de la presión sanguínea, la dilatación de la pupilas, el aumento de la respiración,… En este enlace encontrará un video que expone la fisiología del estrés.

Las consecuencias de estas reacciones sobre el estado de salud del individuo pueden ser importantes y graves. Puede dañar el sistema inmunológico y, en consecuencia, dejar al organismo en una situación de desprotección o indefensión.

Reacciones emocionales

Las reacciones emocionales incluyen un conjunto de sensaciones subjetivas de malestar emocional como el temor, la excitación, la ansiedad, la cólera el miedo, la ira. El estrés también puede vascular hacia un estado de depresión.

Las situaciones de estrés son la causa o el motivo de agravamiento de una parte significativa de los problemas de salud mental que afectan a la población.

Reacciones cognitivas

El individuo puede ofrecer todo un abanico de reacciones cognitivas a las situaciones de estrés. Pueden tratarse de la negación, la preocupación, la pérdida de control. Puede ocasionar también pérdida de memoria, sensación de irrealidad, procesos disociativos de la mente. Se trata en todos los casos de reacciones que afectan al rendimiento de la persona y a su capacidad de relacionarse con los demás.

 

Hasta luego y buena suerte.

Choque y contemplación en las emociones

Lucas Coge

Michel Lacroix en su libro Le culte de l’émotion (Flamarion, Paris, 2001) aborda la consolidación de la sociedad de la emoción. Una sociedad cuyos miembros se han embarcado en una búsqueda continua de sensaciones fuertes. Todas las sensaciones son válidas para el hombre actual, no importa que sean reales o virtuales, pero si son intensas mucho mejor. La volatilidad humana está en parte motivada por nuestra afectividad, el conjunto de sentimientos, emociones y pasiones de una persona. Existir es vivir con emociones, es vibrar. Y, Michel Lacroix estableció la distinción entre emociones choque y emociones contemplación.

Emociones choque

Las emociones choque cuentan con el atractivo de la inmediatez y de la crudeza, son una especie de estado puro de los sentimientos simple y llanamente porque nos golpean bruscamente. Causan en nosotros una adictividad que algunos calificarían de mal sana. El individuo es un mero espectador pues se somete pasivamente a unos estímulos que muestran una rápida recompensa. Son los sentimientos que nos pueden ocasionar la caída libre, la velocidad en la autopista, el último gol del delantero centro de nuestro equipo, los video-juegos, las atracciones de feria,…

Emociones contemplación

En cambio, las emociones contemplación surgen de la interacción personal entre el estímulo y el individuo que lo recibe. Requieren pues una participación activa del mismo. Contribuyen al bagaje cultural, estético y emotivo de las personas que lo reciben. Nacen de una audición de música, de la lectura de poesía, de la contemplación estética de un paisaje, de un beso a la persona amada,… Producen sentimientos y vivencias internas. Requieren una educación y exigen tiempo y capacidad de abstracción.

Enfrentamiento o complementariedad

M. Lacroix plantea estas dos emociones como dos alternativas contrapuestas y enfrentadas. Llega incluso a asociar el empeoramiento en el nivel de lectura de los alumnos de secundaria a la precocidad de su vida sexual. Es posible encontrar muchas simplificaciones que alimenten este tipo de afirmaciones. Pero estas, no otorgan ningún alcance a esta distinción de emociones. Es más, lejos de enfrentarlas es más sensato pensar que el fortalecimiento emocional de una persona requiere de las dos categorías de emociones, siempre en buenas dosis.

Es cierto que las emociones choque se manifiestan más ampliamente presentes en nuestra sociedad actual. Además, una parte de ellas, se asocian a determinados productos o servicios que podemos adquirir en el mercado. Son objeto de mercantilización con lo cual al mismo tiempo de que son objeto de ganancias para unos, también se muestran siempre al alcance de nuestro bolsillo. Podemos adquirirlas y aunque podamos detestarlo, es reconfortante saber que están ahí, disponibles. Una subida esporádica de adrenalina puede ser muy «sana» fisiológicamente hablando.

Por otra parte, cuando se considera las denominadas por Lacroix como emociones contemplación, no debe confundirse lo que puede ser un deseo o aspiración (que el mayor número de personas puedan apreciar la belleza de una obra de arte o de un poema) y la realidad cultural de ayer y de hoy respecto al nivel cultural de nuestras sociedades.

 

Hasta luego y mucha suerte

 

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